martes, 7 de julio de 2009

Radiografía de un campeón

Muchas veces sucede que, al concluir un partido, el resultado no es acorde a lo que fue el desarrollo moral del encuentro. El futbol de hoy ha desviado la línea del merecimiento de la línea del resultado, siendo esta última mucho más gruesa y mucho más marcada que la de la justicia. Por eso, los partidos se deben ver con lupa para poder analizarlos sin caer en la opinión resultadista. ¿Cuántas veces hemos visto a un equipo que atacaba todo el encuentro y en el último minuto, producto del azar que rodea a este deporte, ese equipo perdía el encuentro? Un espectador que no haya visto los últimos minutos dirá: -no puedo creer que hayan perdido así-. Sin embargo, hay una pequeña variante en esta lógica. ¿Cuántas veces hemos visto a un equipo que atacaba todo el encuentro y en el último minuto lo gana con un gol mal cobrado? Los espectadores dirían: -como robaron el partido…- y la victoria quedará opacada por ese polémico fallo.
Vélez hizo los meritos para llegar a esta definición. Con un arranque regular, empatando ante el rojo, y con un Nanni salvando las papas en el último minuto ante Argentinos, el Fortín empezó a mostrar sus armas ganando en un estadio difícil, como lo es el Municipal de Victoria, ante una de las revelaciones del torneo anterior, el Tigre de Diego Cagna. Larrivey hacia su presentación en el equipo de Liniers con el gol que le dio el triunfo a Vélez.
La goleada ante Godoy Cruz y la victoria en La Plata ante el Estudiantes que dirigía por aquel entonces Astrada, hicieron que los de Liniers quedaran definitivamente como candidatos.
Sin embargo, el equipo entró en un bajón anímico-futbolístico en el que empataron ante River jugando como locales y ante Rosario Central jugando en Arroyito; y le ganaron ajustadamente a Banfield, en el debut de Falcioni como DT del taladro.
El clásico ante San Lorenzo era la final de mitad de campeonato. El ciclón con una crisis futbolística se enfrentaba con el Vélez del tigre Gareca que venía discreto pero entonado. San Lorenzo tenía la chance de definir su futuro en el torneo, ya que si perdía quedaba muy lejos del lote de los que venían peleando. Lo gano Vélez como debe jugarse un clásico. Apretando los dientes, mordiendo en la mitad de la cancha y jugando cada pelota como la última. El goleador fue Rodrigo López de penal. Y los de Liniers llegaron a la cima del torneo en la fecha 9.
La victoria ante Arsenal fue el prólogo del gran partido que esperaban todos por aquellos momentos del campeonato. Aquel 26 de abril, Vélez puntero visitaba al Colon del Turco Mohamed, que venía junto con Lanus a un solo punto, en el Cementerio de los Elefantes. Dicen que todo campeonato tiene un partido donde se logra el torneo, sin ser este partdio precisamente el de la definición. Y si hay que buscar uno entre todos los de Vélez en el Clausura seguro que muchos elegirán este. Porque el Fortín caía 0-2 en la primera parte y Santa Fe parecía un calvario para los de Gareca. Sin embargo, en la segunda parte sacó chapa y los jugadores que marcan la diferencia sacaron a relucir sus virtudes en 45 minutos. De la mano de un Rodrigo López inspiradísimo y acertadísimo abajo del arco, el equipo de Liniers mostró el mejor futbol que tuvo en el torneo y dió vuelta el marcador a un 4-2 con paseo incluido. A partir de allí sucedieron dos cosas importantes. Primero, un equipo mas se bajaba de la lucha, y Lanus se convertía en el principal escollo a superar. Y segundo, los demás equipos empezaron a darse cuenta de que Vélez era el principal candidato a vencer. Por eso, no pudo ganar en La Ciudadela tucumana, a pesar de que el factor decisivo fue la suerte del equipo de Roldan y no tanto la complicación del juego que le propusieron.
En la fecha 13 lo visitaba el sorprendente Racing de Caruso Lombardi, invicto 9 partidos y con tan solo dos goles en contra en esos 9 cotejos disputados. Allí Vélez jugo el peor partido del torneo. Cuando faltaban 15 minutos perdía 2 a 0 y no tenía control de la pelota ni del juego. En 75 minutos fue totalmente superado por Racing que justificaba su victoria en el marcador. Pero apareció Brazenas, primero para no ver dos penales en favor de la Academia, y segundo para inventar una falta cerca del área, que se convirtió en un tiro libre, el cual Domínguez aprovechó para descontar. Se le complicó a Vélez cuando perdía a Ponce, expulsado por tirar la pelota lejos. Infantil expulsión del jugador chileno. Y cuando más lo necesitaba, saco eso que suelen llamar "Suerte de Campeón" para que Zapata acierte un tiro libre y cuelgue la pelota en el ángulo para estampar el empate inmerecido de Vélez, que mantenía su invicto y la punta del torneo.
La suerte le duró una semana más al Fortín. Su visita al Bosque platense no fue positiva y cayó bien ante el Lobo de Madelon por 3-1. Fin del invicto y cambio de mando a falta de 5 fechas para el final.
Los triunfos ante Boca (eliminado de la Copa y en una crisis interna), Gimnasia de Jujuy (decretando el descenso del equipo norteño) y Newell’s en Liniers, le devolvían el liderazgo del torneo y la chance de definirlo con Lanus y Huracán, justamente sus dos últimos rivales.
Primero fue la visita al sur. Otra vez el equipo de Gareca no jugó bien. Lo perdía con gol de Sand en la primera parte y lo empataba el uruguayo López en el complemento. Con algunas polémicas, el cotejo fue empate y el equipo de Zubeldia quedaba afuera del torneo, mientras que el Fortín cedía la punta al Huracán de Ángel Cappa.
Finalmente, sucedió lo que todos sabemos. La definición era con Huracan y solo el triunfo le daba la chance de dar la vuelta olímpica. El gol polémico de Moralez a falta de 7 minutos para el final provocó el delirio de Liniers que no paso mayores sofocones hasta que el árbitro decretó el final.
Las claves para lograr este séptimo campeonato en la historia del Fortín fueron la unión de un grupo que combinó jugadores de experiencia con jugadores jóvenes de buen pie. Se resalta tambien un destacado ojo del técnico para poner a Otamendi en la segunda fecha, luego de la ida del chileno Ponce a la selección, y confirmarlo, hasta convertir al chico en una de las revelaciones individuales del campeonato; como así sucedió luego de la lesión de Somoza y la apuesta por Razzotti. Vélez dió siempre la sensación de solidez. En el fondo estuvo seguro con Díaz, Domínguez, Otamendi y Papa. En el medio tenía lucha, marca y buen pie con Cubero, Razotti y Zapata (experto para las pelotas paradas). Y arriba López estaba López, que se destapó definitivamente, junto al Bati Larrivey, que cuando se apagó, encontró en Cristaldo su reemplazante ideal.
Por eso, Vélez es un justo campeón. Aunque todo el mundo se quede con la mancha de Brazenas y el gol polémico de Moralez, este fue un señor equipo que demostró la madurez necesaria para sacar adelante partidos importantísimos que lo llevaron a la coronación final.

lunes, 6 de julio de 2009

La final esperada fue para Vélez y se coronó campeón por séptima vez en su historia

En el duelo entre los dos mejores equipos de este primer semestre, Vélez fue más que Huracán y lo venció con un gol polémico de Moralez por un tanto contra cero. El arbitro Brazenas no vio infracción sobre el arquero y también se tragó un claro penal contra Cubero, además de anular mal un gol de Huracán en la primera parte. Liniers gritó campeón por séptima vez en una final que tuvo hasta granizo.

Por algo dicen que el futbol es el deporte más lindo. Porque no vive de lógicas y responde a sus caprichos solamente. Y en este caso se empecinó para que los dos mejores equipos del torneo se crucen en la última fecha. Por eso no había lugar para radios sintonizando otro encuentro que se juegue a la misma hora, ni televisores picture and picture con varios encuentros disputándose al mismo tiempo. Solo un escenario, solo dos hinchadas. En Liniers chocaban el Tiki-tiki de Don Ángel puntero del campeonato y el equipo luchador del tigre Gareca un punto por debajo, en una final que prometía mucha tensión, mucho futbol y que tenía el Clausura 2009 en juego.
El mensaje de Gareca fue claro y simple: había que cerrar el circuito Bolati-Pastore-De Federico. Y Huracán fallo en no creer en su potencial que lo destinó a jugar esta gran final. Vélez realizó el trabajo de manera impecable. Por eso fue dueño del partido en gran parte del encuentro. Aunque la primera aproximación con peligro fue de Huracán, cuando Eduardo Domínguez conectó un centro que mandó al fondo de la red. El asistente numero 1, Ricardo Casas, levantó la bandera y Brazenas anuló injustamente el gol, ya que Domínguez estaba habilitado.
El partido transcurría en sus cursos normales cuando empezó a llover. Y de pronto la lluvia se transformó en granizo. Y las piedras iban aumentando su tamaño hasta que el árbitro del partido decidió pararlo. Un hecho pocas veces visto. Piedras de hasta 3 cm de diámetro poblaron el campo de juego del Fortín. Los jugadores se fueron a los vestuarios a refugiarse y la gente como podía se hacia un techito para cubrirse del granizo desatado.
Este hecho poco ortodoxo, le sentó muy bien a Huracán, quien se acomodó mejor en el terreno y manejó el balón con más comodidad. Hasta que Araujo bajó en el área al Burrito Martinez y Brazenas (acertadamente) cobró penal. Otra vez las sensaciones cambiaban y Vélez empezaba a ponerle una mano al trofeo. Sin embargo, Monzón fue más rápido de reflejos y contuvo el penal hacia su palo derecho. Huracán reacciono con esa atajada de su arquero y fue en busca del primer tanto. Primero con un tiro en el travesaño. Y luego con una gran jugada de De Federico que pasó cerca. En la primera mitad Vélez había sido más que su rival y merecía un titulo que no se le podía dar en el resultado.
En el complemento el equipo local seguía acrecentando diferencia con su rival aunque no lo podía justificar en el marcador. Hasta que llego la polémica. La pelota fue peinada en la puerta del área y quedó entre Monzón y Larrivey. El arquero la agarró y el delantero de Vélez le apoyó el botín en su pierna izquierda. Debido a esta falta, Monzón no pudo retener el balón y el rebote lo tomó Moralez para estampar el único gol del partido. Explotó de alegría Liniers y explotó de bronca el banco de Huracán. Pero nada pudieron hacer los reclamos del los jugadores del globo.
Cinco minutos más tarde, Cubero llegó hasta el fondo y Arano lo barrió con signos totales de imprudencia y mala actitud. Brazenas dejó seguir ante un claro penal a favor del Fortín.
Y finalmente lo que sucede en las finales, golpes, roces, las pelotas que comienzan a desaparecer, muchos minutos de adición, lastimados, y por sobre todo mucha tensión.
A los 56 minutos del segundo tiempo, el árbitro dio por finalizado el encuentro. La cancha de Vélez se volvió una fiesta y los jugadores de Huracán derramaban sus lágrimas de bronca en el verde césped que los vio caer. Premio merecido para un Vélez que siempre estuvo a la altura de las circunstancias y que hizo pesar la experiencia de sus jugadores y el sentido de equipo que tuvo a lo largo del torneo. Y reconocimiento para Huracán por demostrar que todavía la escuela menotista esta intacta.