lunes, 6 de julio de 2009

La final esperada fue para Vélez y se coronó campeón por séptima vez en su historia

En el duelo entre los dos mejores equipos de este primer semestre, Vélez fue más que Huracán y lo venció con un gol polémico de Moralez por un tanto contra cero. El arbitro Brazenas no vio infracción sobre el arquero y también se tragó un claro penal contra Cubero, además de anular mal un gol de Huracán en la primera parte. Liniers gritó campeón por séptima vez en una final que tuvo hasta granizo.

Por algo dicen que el futbol es el deporte más lindo. Porque no vive de lógicas y responde a sus caprichos solamente. Y en este caso se empecinó para que los dos mejores equipos del torneo se crucen en la última fecha. Por eso no había lugar para radios sintonizando otro encuentro que se juegue a la misma hora, ni televisores picture and picture con varios encuentros disputándose al mismo tiempo. Solo un escenario, solo dos hinchadas. En Liniers chocaban el Tiki-tiki de Don Ángel puntero del campeonato y el equipo luchador del tigre Gareca un punto por debajo, en una final que prometía mucha tensión, mucho futbol y que tenía el Clausura 2009 en juego.
El mensaje de Gareca fue claro y simple: había que cerrar el circuito Bolati-Pastore-De Federico. Y Huracán fallo en no creer en su potencial que lo destinó a jugar esta gran final. Vélez realizó el trabajo de manera impecable. Por eso fue dueño del partido en gran parte del encuentro. Aunque la primera aproximación con peligro fue de Huracán, cuando Eduardo Domínguez conectó un centro que mandó al fondo de la red. El asistente numero 1, Ricardo Casas, levantó la bandera y Brazenas anuló injustamente el gol, ya que Domínguez estaba habilitado.
El partido transcurría en sus cursos normales cuando empezó a llover. Y de pronto la lluvia se transformó en granizo. Y las piedras iban aumentando su tamaño hasta que el árbitro del partido decidió pararlo. Un hecho pocas veces visto. Piedras de hasta 3 cm de diámetro poblaron el campo de juego del Fortín. Los jugadores se fueron a los vestuarios a refugiarse y la gente como podía se hacia un techito para cubrirse del granizo desatado.
Este hecho poco ortodoxo, le sentó muy bien a Huracán, quien se acomodó mejor en el terreno y manejó el balón con más comodidad. Hasta que Araujo bajó en el área al Burrito Martinez y Brazenas (acertadamente) cobró penal. Otra vez las sensaciones cambiaban y Vélez empezaba a ponerle una mano al trofeo. Sin embargo, Monzón fue más rápido de reflejos y contuvo el penal hacia su palo derecho. Huracán reacciono con esa atajada de su arquero y fue en busca del primer tanto. Primero con un tiro en el travesaño. Y luego con una gran jugada de De Federico que pasó cerca. En la primera mitad Vélez había sido más que su rival y merecía un titulo que no se le podía dar en el resultado.
En el complemento el equipo local seguía acrecentando diferencia con su rival aunque no lo podía justificar en el marcador. Hasta que llego la polémica. La pelota fue peinada en la puerta del área y quedó entre Monzón y Larrivey. El arquero la agarró y el delantero de Vélez le apoyó el botín en su pierna izquierda. Debido a esta falta, Monzón no pudo retener el balón y el rebote lo tomó Moralez para estampar el único gol del partido. Explotó de alegría Liniers y explotó de bronca el banco de Huracán. Pero nada pudieron hacer los reclamos del los jugadores del globo.
Cinco minutos más tarde, Cubero llegó hasta el fondo y Arano lo barrió con signos totales de imprudencia y mala actitud. Brazenas dejó seguir ante un claro penal a favor del Fortín.
Y finalmente lo que sucede en las finales, golpes, roces, las pelotas que comienzan a desaparecer, muchos minutos de adición, lastimados, y por sobre todo mucha tensión.
A los 56 minutos del segundo tiempo, el árbitro dio por finalizado el encuentro. La cancha de Vélez se volvió una fiesta y los jugadores de Huracán derramaban sus lágrimas de bronca en el verde césped que los vio caer. Premio merecido para un Vélez que siempre estuvo a la altura de las circunstancias y que hizo pesar la experiencia de sus jugadores y el sentido de equipo que tuvo a lo largo del torneo. Y reconocimiento para Huracán por demostrar que todavía la escuela menotista esta intacta.

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